TREINTA Y NUEVE VIVIENDAS DE ALQUILER SOCIAL Y UN JARDÍN
taller básico de arquitectura + MRM arquitectos
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Descripción del proyecto
El sol recorre despacio, de este a oeste, el interior de un volumen previsto por los urbanistas en forma de L. Esta forma abierta abraza las mejores vistas del lugar, montes y colinas que se encuentran con la última extensión de Pamplona. A su espalda deja la orientación más fría y con ella sus incómodos vientos.Rodeado por lánguidas arquitecturas domésticas, el proyecto decide hacer de aquel abrazo a la naturaleza más cercana el lugar donde mirar y mirarse. La pieza, que se aúpa sobre un basamento de hormigón, se desdobla en dos facetas: una cóncava y otra convexa. La faceta cóncava se abre como regazo de un sol que alumbra un nuevo jardín de lavanda y que hace de antesala de un gran lienzo doméstico. Las viviendas se anuncian en un balcón común que, tras un generoso paño vítreo, ilumina la vida pública de una contigüidad de salones y cocinas. En este regazo abalconado se descubre el orden de una estructura de madera convertida en razón y materia del proyecto. La faceta convexa da habitación a una continuidad de dormitorios, cuya intimidad cobija de los vientos del norte a dicha estructura de madera. Para este abrigo se urde un tejido recio, de listones verticales y entalladuras horizontales de una madera ennegrecida por su protección al agua de la lluvia. Entre ambas facetas queda un trazo intermedio, construido como una ordenada continuidad de aseos y baños, que media entre ambos tiempos domésticos.El desnivel de la parcela hace del acceso común a las viviendas el primer y mayor balcón. Este abalconamiento, convertido en verdadera veranda, establece una relación permanente entre la calle y su nuevo jardín con el interior de aquella contigüidad de estancias. La mayor diferencia de nivel en el extremo norte de la calle se convierte en la oportunidad de dar acceso vehicular a las entrañas de un basamento de hormigón que resuelve la inclinación del lugar. Su estructura interior, también de hormigón, alza y deja en el aire aquella anatomía doméstica de madera, haciendo del garaje la primera habitación de la casa.

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