Una casa patio que recoge las estrategias tipológicas y climáticas tradicionales y se adapta a las particularidades concretas del solar.La parcela en cuestión es de proporciones alargadas, en sentido aproximadamente norte-sur. En el lado norte tenemos la calle de acceso y vistas hacia la sierra de Tramuntana. En el lado sur tenemos el espacio exterior más privado, además del sol y el embat, la brisa marina que en los momentos más calurosos sopla de mar a tierra.La propuesta se ordena siguiendo el sentido longitudinal de la parcela. Así es como la estructura de muros portantes y las pequeñas bóvedas siguen la dirección larga del solar, permitiendo las vistas hacia las montañas y acompañando el movimiento de la brisa.Al mismo tiempo la casa se ordena en forma de cruz alrededor de un patio central. El patio, mejora las condiciones de iluminación natural y potencia el movimiento del aire. La geometría en cruz posibilita que todas las estancias disfruten de un pequeño espacio exterior recogido y más íntimo.Un deambulatorio ocupa el perímetro del patio y conecta las diferentes habitaciones. Un deambulatorio intencionadamente alto rematado por unos pequeños lucernarios que gracias al efecto chimenea provocarán la circulación vertical del aire. Así mismo, la propuesta se adapta al salto topográfico que existe entre la parte anterior y posterior del solar, minimizando los trabajos de excavación y definiendo diferentes relaciones con el patio además de enriquecer el espacio interior.La casa se construye con una hoja exterior de marés, la piedra arenisca que define el paisaje construido de Mallorca, y una hoja interior de ladrillo. Este es un sistema que aporta inercia y un buen funcionamiento hidrotérmico, que mejoran el confort térmico. La hoja interior es la portante y se ejecuta principalmente con ladrillo perforado de carga. Con el fin de reducir los residuos y no cortar ni una sola pieza durante el proceso de obra, el aparejo del ladrillo se complementa con unas piezas de ajuste provenientes de otro sistema cerámico, pero que dimensionalmente encajan y resuelven esquinas y bordes. Al mismo tiempo, este aparejo, junto con las piezas de ajuste, definen un patrón que caracteriza y particulariza el interior. Encima de estos muros se apoyan las bóvedas. Son bóvedas de poca luz, pero muy pesadas, garantizando una óptima inercia térmica del sistema constructivo.