El proyecto aborda una antigua dicotomía arquitectónica: el salón, con su ubicación privilegiada y vistas, se encontraba separado de la cocina, un espacio interior con escasa luz natural. Esta distribución reflejaba una estrategia del pasado en la que la cocina, tradicionalmente relegada al rol de las mujeres y apartada del área social, se encontraba en una posición secundaria.Sin embargo, esta fragmentación, heredada de tiempos en los que el espacio doméstico reflejaba roles de género desiguales, ha sido completamente replanteada. En lugar de esa separación, la Casa JG25 propone una cohesión espacial continua y fluida que une el salón, la cocina y el comedor en un solo ambiente de gran luminosidad y amplitud.Sin duda, otro de los elementos clave de Casa JG25 es la singular reinterpretación del pasillo tradicional. En lugar de un corredor recto y utilitario, la vivienda alberga una geometría sinuosa que dibuja la circulación del hogar. Este pasillo de formas curvas y amables conecta el recibidor, una zona de juegos infantil y un cálido rincón de lectura.De esta manera, la nueva disposición crea una transición natural entre las diferentes áreas y permite una mayor flexibilidad en el uso del espacio, adaptada al estilo de vida contemporáneo.