El edificio forma parte de una serie de construcciones adosadas al muro perimetral de la finca. Su planta baja, excavada en el terreno, acogía pequeños comercios, de modo que solo se abría a la fachada principal. La planta superior, aunque al nivel de la quinta, solo era accesible desde la calle y contenía una vivienda de un único nivel, sin apenas contacto visual con la quinta a través de su fachada trasera. El proyecto invierte por completo el funcionamiento del edificio, tanto internamente como en su relación con el exterior, sin alterar el volumen que continúa la fila de construcciones. La fachada principal, que da a la calle, se convierte en la parte posterior del proyecto, que busca abrirse por completo hacia la finca, tanto visual como funcionalmente. La planta superior incorpora cuatro aberturas con grandes ventanales, dos de los cuales se extienden hasta el sótano a través de patios individuales.Estas nuevas condiciones de luz y ventilación permiten que las estancias se extiendan hacia la planta baja, que también alberga los espacios húmedos. De esta manera, la planta principal, ahora completamente liberada, forma un gran espacio común en relación con la finca.Además de la reconstrucción del techo de madera, la intervención estructural consiste en muros de contención que forman los patios y una nueva losa intermedia, apoyada en un gran pilar que alberga la escalera y que se corona con la cocina, que articula el espacio en la planta superior.