El camino de la almazara
Carpe + mha + Piano Piano Studio
Premio A+ by Daikin al mejor Proyecto Under 40
Descripción del proyecto
‘El camino de la almazara’ se enclava en el entorno natural de una antigua almazara derruida en La Artejuela, una aldea perteneciente a Arañuel, en la comarca del Alto Mijares, Castellón. No quisimos alterar el paseo ya existente sino que, a partir de la observación del uso que los habitantes ya realizaban en el lugar, nuestra propuesta, de intervenciones mínimas casi de acupuntura, mejora la experiencia del recorrido y la estancia en un nuevo espacio común recuperado alrededor de la antigua almazara. El paseo se inicia descendiendo desde las últimas viviendas. Una alfombra de hormigón desactivado, un terrazo in situ fabricado con restos del derrumbe y distintos aparejos de gres nos recoge y nos guía en un recorrido entre bancales que, salpicado de distintos hitos, nos acerca a la almazara. Un banco mirador entre los olivos sigue la estela de las sillas que los habitantes habían ido dejando en los lugares en los que mejor se estaba. De él surge un caño por el que sale el agua bombeada de la balsa en la que poder darse una ducha en los meses cálidos. Sigue el camino y a la vera de la balsa una pieza circular metálica indica un nuevo acceso al agua de manera más segura y accesible.Un poco más allá, donde el camino cambia de dirección; en aquel punto en el que mejores vistas tuvimos durante las visitas, aparece un nuevo espacio de estar, un banco mirador sobre el barranco y los bosques. A nuestras espaldas dejamos una nueva sombra de ramas, hojas y flores caducas sobre el antiguo lavadero, la que provoca la pérgola que recupera la geometría extinta de una cubierta a dos aguas, cuyos restos se aprecian aún en los muros de la almazara.Continuando el paseo, por fin accedemos a la antigua almazara, que queda atravesada por el recorrido. Un marco metálico verde que hace de dintel y jambas de la antigua puerta de acceso nos recibe. Una plaza semicubierta, una ruina, con las vigas heredadas de la preexistencia y otras nuevas que simulan el antiguo forjado dan forma a un patio entre las cuatro fachadas en el que poder observar y conocer las herramientas que se utilizaban para obtener el aceite, el molino y la prensa, reivindicando su valor como patrimonio cultural. Sobre la fachada norte un banco corrido revestido de cerámica permite disfrutar de las vistas escogidas, descansar y encontrarse con otros vecinos y visitantes. Una pequeña escalera salva la diferencia de cota existente entre el interior de los restos de la almazara y el exterior. Para finalizar el recorrido de la intervención y, antes de retomar el camino que atraviesa la aldea, en uno de los muros de la almazara aparece una viga en voladizo en la que se anuda una cuerda para poder trepar y desde la que lanzarse al agua, reproduciendo la que ya existía colgada entre las ramas.Las intervenciones crean una huella fácilmente identificable. La materialidad y el color permiten reconocer una capa más de intervención, un estrato más entre los ya existentes al mismo tiempo que se integran en el paisaje. Desde la concepción inicial consideramos necesario que se integrara en el lugar al que pertenece a nivel material, paisajístico y social. El camino se convierte en una promenade en la que el punto de vista cambiante permite comprender el verdadero sentido de la propuesta.

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