Los invernaderos del poniente almeriense se extienden hasta tocar el mar. A levante, el Cabo de Gata sirve de telón de fondo a un rico paisaje de embarcaciones. Entre ambos mundos, invernaderos y embarcaciones, pretende mediar este proyecto.Para los profesionales, la lonja es un proceso. El patio-sala de subastas es el corazón del edificio, iluminado en su perímetro superior, en torno al cual circulan el resto de procesos.Para el visitante, dichos procesos se convierten en espectáculo, por lo que el edifico pretende ser abierto a las miradas exteriores, pero controlando sus circulaciones.Para la ciudad, el nuevo edificio pretende ser un homenaje al mundo marino en las curvas, tensión y textura de su envolvente, a la vez que potencie el nuevo papel de reclamo turístico, complementario a la actividad principal del mismo.Su condición abierta arranca en un amplio porche que permite contemplar el patio de subastas. La planta primera es un espacio unitario a modo de invernadero bajo cuya envolvente se despliega un paisaje interior de pequeños volúmenes. El visitante circula entre ellas para contemplar los trabajos de subastas y manipulación y acceder a la cafetería y a su terraza privilegiada. A nivel constructivo, el edificio presenta una triple lectura: la planta baja, industrial y robusta, se presenta en hormigón armado. Sobre la losa postesada, se posa la ligera planta alta, con cajas de estructura metálica y forjados ligeros. El conjunto se remata con la estructura metálica curvada que soporta la envolvente textil de fachadas y cubierta.