La singularidad del proyecto sin lugar a dudas , es la necesidad de un cambio integral del sistema actual de climatización sin cese de actividad y con los usuarios dentro del edificio. Esto exige una ejecución por fases y una coordinación exquisita con los usuarios del edificio. El planteamiento de diseñar un sistema VRF nace de la flexibilidad del mismo para poder habilitar zonas conforme se van sustituyendo y permitiendo que el resto del edificio funcione con el sistema anterior. El diseño obligó a utilizar una zona técnica independiente en varias de las cubiertas del edificio, abrir nuevos patinillos , y ejecutar las obras por medias plantas. Se iban habilitando y poniendo en marcha las fases que se ejecutaban. Esto implico montar primero todos los equipos de producción a la vez, ejecutar las nuevas bajantes por patinillos y realizar la instalación eléctrica del nuevo sistema de producción. Una vez con todo esto ejecutado, se iniciaron los trabajos por medias plantas sustituyendo las unidades interiores existentes en fachada y en falso techo, en las mismas posiciones que los elementos terminales existentes de la instalación de agua. El control se implementó al final y se habilitaban las plantas por control manual cuando se ejecutaban. La ventilación se puso en marcha al final con la llegada de las nuevas UTAS ya que sus plazos de fabricación eran mayores y su llegada a obra fue casi al final. En definitiva, un proyecto singular cuya diferenciación radicó en la ejecución por fases y sin cese de la actividad que sin un sistema tan flexible y modular como el VRV no hubiera sido posible.Fue necesaria un coordinación exquisita entre propiedad y usuaria del edificio, la dirección facultativa, la empresa instaladora y DAIKIN quien implemento el control y la puesta en marcha por fases y la general al final de la obra.